jueves, 17 de febrero de 2011

Aires

     El sábado, temprano, vi como el sol se asomaba por el horizonte rasgando la bruma que aún dormía sobre la dehesa extremeña. Se adivinaba a lo lejos  el curso del río Alagón, que parecía discurrir entre algodones como no queriendo dañar los encinares. Pero más arriba, el cielo aparecía despejado, lo que auguraba un día espléndido que ya celebraban con alborozo las alondras y las avefrías; inspiré profundamente, abriendo las aletillas de la nariz y llenando los pulmones con un torrente fresco de aire con aroma de jara y leña de encina. Cogí mis aperos y enfundado en el mono de trabajo me dirigí a mis quehaceres agrícolas de “finde”. Mientras caminaba, recordada las imágenes del día anterior en Madrid y Barcelona: viandantes con mascarilla por la calle y  edificios que emergían del asfalto, saliendo trabajosamente de una nube pútrida como buscando unas gotas de oxígeno en las alturas. Una pareja de meloncillos atraviesa con rapidez la vereda, sorprendiéndose de mi presencia, que también interrumpe el descanso de los zorzales, que abandonan los matorrales a ambos lados del camino en inmensas bandadas. Y sigo pensando en los 240 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno que se meten en los pulmones cada vez que respiran otros congéneres menos afortunados, que recluidos en cárceles insalubres de asfalto pasan días y semanas sin ver el campo, ni divisar el vuelo de un milano, ni escuchan la caída de un torrente ni el balar de las ovejas,  ni perciben las fragancias del cantueso o del tomillo.
     En este paseo mañanero –observo- no estoy pensando en cuántos pequeños alcornoques podaré esta mañana antes de salir a “tomar las once” en el pueblo. Medito sobre el concepto de calidad de vida mientras dejo atrás los olivares y las praderas con ganado que lindan con la finca. En efecto, recuerdo que el INE hace públicas de vez en cuando las cifras de renta disponible por habitante en España y su distribución geográfica. Son complejos datos con diversas vías comparativas ínter territoriales. La frialdad matemática y estadística de esas cifras dicen que Extremadura sigue teniendo la renta por habitante más baja del país. ¿Significa esto que tenemos también la peor calidad de vida? Y sonrío yo solo al abrir la angarilla, porque he llegado. A todo esto la niebla ha levantado, pero allá, en la gran ciudad, el manto hediondo de los tubos de escape continúa oscureciendo las calles. Inspiro de nuevo profundamente. Sí, esos datos del PIB y renta disponible o están equivocados o miden otra cosa.

6 comentarios :

  1. Leyendo tu artículo me he remontado, sin querer, a épocas pasadas en Cercedilla y Los Molinos en plena sierra de Navacerrada, cuando todavía no había llegado el turismo ni el ladrillo.
    Recuerdo ese olor que comentas, en este caso a pino y avellanos, recuerdo la búsqueda mañanera de moras y la felicidad que me embargaba al encontrar alguna verde para eliminar las manchas en dedos y boca, también recuerdo los inmensos chaparrones en pleno verano que hacían, al salir el sol, disfrutar de ese olor a tierra mojada y hierba recién cortada.
    Indudablemente llevas razón al decir que el que en su niñez no ha vivido esto, ha tenido una niñez mutilada e incluso me atrevería a decir que no la ha tenido.
    Recuerdo la calle como lugar de juegos y ocio, de productor de amigos y experiencias, de aprendizaje y temprana madurez, de vida y libertad, al igual que se sienten esos pajarillos que comentas, que no necesitan otra cosa más que la propia naturaleza que, supongo, les da la felicidad.
    Para ser más grafico en lo que despierta en mi lo que acabo de leer en tu blog, es una profunda envidia del lugar geográfico que habitas al menos en los "finde" y te considero afortunado por ese regalo que las circunstancias y tus valores personales te han hecho llegar.
    Disfruta de ello todo lo que puedas y sigue transmitiendo esos sentimientos a aquellos que no lo han vivido y que están encarcelados sin tener conciencia de ello en grandes ciudades donde la contaminación que no es solo del aire sino de los comportamientos, las ambiciones, las luchas por el poder, el egoísmo, el conformismo y en definitiva la autodestrucción de los valores que por naturaleza debería de tener el ser más racional de la tierra el "homo sapiens".

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  2. Mis padres me inculcaron el amor por la Naturaleza en aquellos veraneos emblemáticos alrededor de Gredos: Hervás, el Barco de Avila, La Alberca, Jarandilla de la Vera... Las cumbres nevadas del Pinajarro, el Calvitero o el Moro Almanzor fueron el paisaje de fondo de mil aventuras. Aquella sensación de libertad ha sido un estímulo para tener una visión del mundo distinta, en efecto, a la de quienes no pudieron gozar de ello y que es posible que conserven para siempre una perpectiva reduccionista de las cosas, acorde con sus cuatro paredes de la infancia. Seguro que Freud estaría de acuerdo con nosotros.

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  3. Buenos días Alfonso, da gusto leer artículos como el tuyo, tan bien escritos y tan sugerentes, vamos, que dan ganas de ir allí para poder disfrutar de todo eso que cuentas rodeado de placidez y serenidad. Enhorabuena por haber sabido reflejar una naturaleza tan extraordinaria. Un abrazo
    Primitivo

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  4. Se acaba de poner en contacto conmigo la Asociación Española de Escritores de Turismo solicitando autorización para reproducir el artículo en su publicación, que dirigen a 4000 destinos turísticos del mundo via Internet promocionando Extremadura, cosa que me llena de satisfacción. Realmente no sabemos lo que tenemos, y todos los intentos que se hagan para mantener este privilegiado medio natural serán pocos. Nuestra región debe crecer, pero ¡viva el desarrollo sostenible!
    Hace tiempo que no te leo ¿has desertado de la coliflor?

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  5. Buenas tardes Alfonso, me alegro de que te hayan solicitado tu artículo para promocionar Extremadura, yo creo que bien se lo merece, porque a mí ya te he dicho que me ha gustado mucho. Te vuelvo a escribir para contestarte a lo de la coliflor. Ahora estoy escribiendo mucho, ya sacaré algo para darle gusto a algunos que me echan de menos. Mira Alfonso yo soy de la Siberia y sé muy bien lo que es disfrutar de un paisaje excepcional, precisamente mi "Bartolito" está situado en aquellos parajes verdaderamente incomparables en los que me detengo con verdadera delectación, espero que algún día tengas ocasión de leerlo, y espero que disfrutes de él tanto como yo al escribirlo. Un abrazo
    Primitivo

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  6. Pues tenme al corriente de tu actividad creativa. Salud y que disfrutes de tu Siberia.

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