miércoles, 24 de enero de 2018

¿Restablecer la mili?



El presidente francés Emmanuel Macron ha anunciado su intención de restablecer el servicio militar obligatorio que se suprimió allí en 1996, cumpliendo así una de las promesas de su campaña electoral. Aunque no ha dado más detalles, parece ser que la duración sería muy corta y el formato muy distinto al de la milicia tradicional. A este respecto, recordemos que Alemania estudia también la implantación de algún tipo de servicio militar y ya lo han implementado Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega. Los países nórdicos suelen ir a la vanguardia de las tendencias globales y me niego a creer que esa decisión se deba únicamente al temor a las bravuconadas de Putin.
   Es obligado aplicar este debate a la situación española y considerar si aquí sería posible y/o necesaria tal medida apelando a lo que hace ese ambiguo concepto llamado “países de nuestro entorno” que se usa tanto como comparativa. Lo que está claro aquí y en todos los países que tienen un ejército profesional es que el formato de aquella “mili” que muchos hicimos sería impensable y absurdo. Con una duración corta no hay tiempo para adiestrar ya a un soldado moderno, estamos en la época de los misiles inteligentes y los drones no tripulados, la tecnología ha cambiado los ejércitos y ya no hay conflictos con “cetmes” y morteros de 81 mm. haciendo los cálculos en una hoja de cuaderno.
    Por otro lado, recordemos que cuando  Aznar suprimió el servicio militar obligatorio en 2001 –decisión no exenta de cálculos electorales- la objeción de conciencia se había convertido en un auténtico “choteo” para eludir el servicio, con determinados territorios donde había más objetores que reclutas. Por la misma razón electoral, el coste político de quien propusiera ahora una vuelta a la “mili” sería inasumible ¿Qué no pasaría actualmente con la deriva que hemos tenido en estos años? ¿Quién juraría la bandera de la patria si ya cada uno tiene la suya propia? Un servicio militar obligatorio sería algo trasnochado, pero no porque el concepto de patria pertenezca a otro régimen, como algunos piensan erróneamente. Democracia y patriotismo no son en absoluto conceptos antagónicos. El único sentido que yo vería en el restablecimiento de algún tipo descafeinado y simbólico de servicio obligatorio, ya descartado por inoperante e inútil el adiestramiento meramente militar y por francamente difícil la pretensión de inculcar virtudes patrióticas a la población, sería precisamente el adiestramiento y la instrucción en valores universales que no son privativos del ejército, pero sí útiles en las situaciones de la vida al que toda persona hace frente: la disciplina, el esfuerzo, el respeto, la determinación, la aceptación de los rangos, el cumplimento del deber, la convivencia con iguales, el compañerismo, la solidaridad y la ayuda mutua. Es verdad que todo esto lo podía inculcar la escuela y otros estamentos sociales, pero no suele ocurrir. Por ejemplo, los jóvenes participantes en el programa de aventura Ruta Quetzal manifiestan que su experiencia de un  par de meses les marca positivamente para toda la vida. 
 Me temo que el tiempo de la “mili” obligatoria pasó para siempre y el de las batallitas que contamos a los nietos también se extinguirá a medida que los que pasamos por aquella experiencia nos vayamos “licenciando”.

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