Quienes practicamos con asiduidad
senderismo nos hemos acostumbrado a ver de un tiempo a esta parte unos
montoncitos de piedras en los márgenes de los senderos o en lugares de descanso
que los excursionistas levantan –a veces en equilibrio inverosímil- con
finalidades poco claras y por mimetismo con otras regiones terrestres, donde es
costumbre desde tiempo inmemorial. En el altiplano andino se llaman apachetas,
los anglosajones las denominan cairns
y en Galicia son milladoiros. En castellano no existe un nombre específico, tal
vez hitos.
En la senda de la etapa democrática, el PSOE ha marcado una serie de
hitos firmes solo empañados por las
corruptelas y las crisis económicas. La reconversión industrial de los años ochenta,
con todo el dolor que causó, fue un ajuste necesario para modernizar un sistema
productivo ruinoso anclado en el pasado. Las bases para una sanidad y educación
universales son otro hito destacable, como también lo es la estructura actual
del sistema de pensiones y el paso significativo dado en igualdad de género,
así como la que afecta a otros colectivos tradicionalmente mudos que ahora pueden expresarse libremente
bajo la bandera arcoíris, y que simbolizan el impulso de las libertades
. Logros
como la entrada en la UE y en las instituciones europeas tuvieron lugar también
bajo el mandato socialista. Si se habla de transición política, al PSOE
correspondió la ineludible transición social que nos equipararía al resto de
los pueblos de Europa, labor continuada por la alternancia conservadora con sus
matices ideológicos.
El actual movimiento sísmico con epicentro en Ferraz podrá ocultar
momentáneamente el camino a seguir y arrojar dudas sobre la trayectoria
correcta. Podrá dejar cadáveres políticos esparcidos por los márgenes de la
senda. Podrá hacer pensar a ciertos caminantes que es mejor cambiar de ruta…
Pero como si se tratara de una sacudida telúrica selectiva, no debería hacer tambalear esas apachetas sociales
levantadas con pulso desde hace décadas, donde cada viajero que transitaba
añadía con cuidado una piedra como
testimonio de su paso y continuación de una tarea común. El bagaje positivo socialista
-porque también tiene sombras- debe quedar al margen de terremotos
imprevisibles. El PSOE ha sido y debe
ser algo más que una coyuntura problemática
puntual con unos dirigentes puntuales.
Lo circunstancial pasa. Para poner de
manifiesto esta realidad que reafirma lo transcendente, le conviene –y mucho-
un periodo de reflexión, “costura” y catarsis, una vez vista la quimera de una
alternativa viable; y esto solo puede tener lugar en la oposición, como un
alojamiento benedictino, donde lo han colocado los ciudadanos (como otras
veces, no pasa nada); ahí puede conservar como oro en paño y hacer valer sus 85
diputados actuales para coadyuvar a frenar
las ambiciosas políticas restrictivas de un gobierno en minoría azuzado
por Europa. Lo contrario – el mantra “no es no”- sería un empecinamiento ciego:
en política no siempre lo que pide el cuerpo hacer resulta lo más inteligente.
En este caso esa negativa socialista contribuirá a patentizar una irrelevancia
sobrevenida porque su propio terremoto autoinducido puede hacer caer, piedra a
piedra, los hitos de una centenaria historia. En caso de eventuales elecciones
el “sorpasso” puede ser mera anécdota ¿Qué fue del PASOK griego?
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