miércoles, 19 de octubre de 2016

Las apachetas del PSOE



Quienes practicamos con asiduidad senderismo nos hemos acostumbrado a ver de un tiempo a esta parte unos montoncitos de piedras en los márgenes de los senderos o en lugares de descanso que los excursionistas levantan –a veces en equilibrio inverosímil- con finalidades poco claras y por mimetismo con otras regiones terrestres, donde es costumbre desde tiempo inmemorial. En el altiplano andino se llaman apachetas, los anglosajones las denominan cairns y en Galicia son milladoiros. En castellano no existe un nombre específico, tal vez hitos.


     En la senda de la etapa democrática, el PSOE ha marcado una serie de hitos firmes  solo empañados por las corruptelas y las crisis económicas. La reconversión industrial de los años ochenta, con todo el dolor que causó, fue un ajuste necesario para modernizar un sistema productivo ruinoso anclado en el pasado. Las bases para una sanidad y educación universales son otro hito destacable, como también lo es la estructura actual del sistema de pensiones y el paso significativo dado en igualdad de género, así como la que afecta a otros colectivos tradicionalmente  mudos que ahora pueden expresarse libremente bajo la bandera arcoíris, y que simbolizan el impulso de las libertades
. Logros como la entrada en la UE y en las instituciones europeas tuvieron lugar también bajo el mandato socialista. Si se habla de transición política, al PSOE correspondió la ineludible transición social que nos equipararía al resto de los pueblos de Europa, labor continuada por la alternancia conservadora con sus matices ideológicos.

     El actual movimiento sísmico con epicentro en Ferraz podrá ocultar momentáneamente el camino a seguir y arrojar dudas sobre la trayectoria correcta. Podrá dejar cadáveres políticos esparcidos por los márgenes de la senda. Podrá hacer pensar a ciertos caminantes que es mejor cambiar de ruta… Pero como si se tratara de una sacudida telúrica selectiva,  no debería hacer tambalear esas apachetas sociales levantadas con pulso desde hace décadas, donde cada viajero que transitaba añadía  con cuidado una piedra como testimonio de su paso y continuación de una tarea común. El bagaje positivo socialista -porque también tiene sombras- debe quedar al margen de terremotos imprevisibles. El PSOE  ha sido y debe ser  algo más que una coyuntura problemática puntual con unos dirigentes puntuales.
Lo circunstancial pasa. Para poner de manifiesto esta realidad que reafirma lo transcendente, le conviene –y mucho- un periodo de reflexión, “costura” y catarsis, una vez vista la quimera de una alternativa viable; y esto solo puede tener lugar en la oposición, como un alojamiento benedictino, donde lo han colocado los ciudadanos (como otras veces, no pasa nada); ahí puede conservar como oro en paño y hacer valer sus 85 diputados actuales para coadyuvar a frenar  las ambiciosas políticas restrictivas de un gobierno en minoría azuzado por Europa. Lo contrario – el mantra “no es no”- sería un empecinamiento ciego: en política no siempre lo que pide el cuerpo hacer resulta lo más inteligente. En este caso esa negativa socialista contribuirá a patentizar una irrelevancia sobrevenida porque su propio terremoto autoinducido puede hacer caer, piedra a piedra, los hitos de una centenaria historia. En caso de eventuales elecciones el “sorpasso” puede ser mera anécdota ¿Qué fue del PASOK griego?

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