Voy a darme
prisa en escribir alguna novela antes de jubilarme, ahora les diré por qué. A
los 65 años un peón de albañil ya debe andar con mucha precaución para subirse
a un andamio. No digamos otras profesiones donde el esfuerzo físico y las
condiciones de trabajo incluso impiden llegar en activo a esa edad, como los
mineros. Por el contrario, en ocupaciones intelectuales se está en plena
madurez creativa y en muchos casos las mejores obrar escritas, musicales o
artísticas están todavía por llegar...
…Si lo permite la Seguridad Social. La reforma de las
pensiones estipuló hace un par de años que es incompatible ser pensionista con
ser creador cuando los ingresos por esta actividad superen el salario mínimo;
en caso contrario, uno debe renunciar a su pensión. ¿Qué están haciendo los
escritores y artistas en esta situación? Pues sencillamente dejar de crear: la
pensión (muy frecuentemente en torno a 800 euros) es segura, mientras que la
publicación de un libro o la venta de cuadros solo a unos cuantos garantiza un
sustento estable en el tiempo. Otros intentan repartir las ganancias de una
novela en tres años para no pasarse, e
incluso los hay que deciden cobrar en botellas de vino. Si la cultura y la
ciencia en España ya estaban hechas unos zorros con una investigación
mendicante y lo del IVA cultural,
calibremos este fenómeno. Por miedo a perder su pensión ya hay autores que
renuncian a escribir o a dar conferencias, a pesar de encontrarse en plenitud
intelectual. Curiosamente, con esta medida, las arcas de Hacienda verán
mermados los ingresos de esos extinguidos derechos de autor, con lo cual se
comprende menos este verdadero atentado a la cultura.

La creación es
algo consustancial con las cualidades humanas, y es inconcebible que la fecha
de nacimiento coarte las ansias de seguir vivo, disfrutando y compartiendo la
creatividad y las emociones con nuestros congéneres. Salvo que se haga gratis,
claro. Intentar salvar el déficit ante Bruselas con un afán recaudatorio que se
plasma en el acoso a septuagenarios a los que se priva de su pensión, que
contribuyen a engrandecer el acervo cultural del país, es una mezquindad solo
explicable por el perfil bajísimo de los dirigentes de los ministerios de
Hacienda, Cultura y Empleo, máxime cuando acaudalados pensionistas de otros
sectores sí pueden seguir percibiendo sus beneficios empresariales y dividendos
sin límite desde su sillón de orejas. Esto no pasa en otros sitios: Spain is different.
Abraham
Maslow, el autor de “El hombre autorrealizado” decía que en realidad, las personas autorrealizadas, las que han llegado a un
alto nivel de madurez y autosatisfacción, tienen tanto que enseñarnos que, a
veces, casi parecen pertenecer a una especie diferente de seres humanos. Si
este gran psicólogo humanista viviera en la España de hoy, conocería una mutación genética en forma de una huidiza especie de humanos que esconde su
talento y nos priva del esplendor de su entendimiento en respuesta a estímulos
amenazantes del medio ambiente.
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