Voy a darme prisa en escribir alguna novela antes de jubilarme, ahora les diré por qué. A los 65 años un peón de albañil ya debe andar con mucha precaución para subirse a un andamio. No digamos otras profesiones donde el esfuerzo físico y las condiciones de trabajo incluso impiden llegar en activo a esa edad, como los mineros. Por el contrario, en ocupaciones intelectuales se está en plena madurez creativa y en muchos casos las mejores obrar escritas, musicales o artísticas están todavía por llegar...
La creación es
algo consustancial con las cualidades humanas, y es inconcebible que la fecha
de nacimiento coarte las ansias de seguir vivo, disfrutando y compartiendo la
creatividad y las emociones con nuestros congéneres. Salvo que se haga gratis,
claro. Intentar salvar el déficit ante Bruselas con un afán recaudatorio que se
plasma en el acoso a septuagenarios a los que se priva de su pensión, que
contribuyen a engrandecer el acervo cultural del país, es una mezquindad solo
explicable por el perfil bajísimo de los dirigentes de los ministerios de
Hacienda, Cultura y Empleo, máxime cuando acaudalados pensionistas de otros
sectores sí pueden seguir percibiendo sus beneficios empresariales y dividendos
sin límite desde su sillón de orejas. Esto no pasa en otros sitios: Spain is different.
Abraham
Maslow, el autor de “El hombre autorrealizado” decía que en realidad, las personas autorrealizadas, las que han llegado a un
alto nivel de madurez y autosatisfacción, tienen tanto que enseñarnos que, a
veces, casi parecen pertenecer a una especie diferente de seres humanos. Si
este gran psicólogo humanista viviera en la España de hoy, conocería una mutación genética en forma de una huidiza especie de humanos que esconde su
talento y nos priva del esplendor de su entendimiento en respuesta a estímulos
amenazantes del medio ambiente.
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