jueves, 15 de octubre de 2015

Patria

  

   Etimológicamente el término “patria” deriva del latín “patris” o tierra paterna. Por extensión suele designar la tierra natal y también adoptiva a la que los individuos se sienten vinculados afectivamente por diversos motivos: históricos, culturales,
tradiciones, idioma común, etc. El origen de este concepto de patria hay que buscarlo en la Edad Media, pero sin designar todavía al Estado, pues el sentimiento nacional nace posteriormente. En Occidente será la Iglesia el vínculo de los territorios diocesanos con los obispos como “pater patriae”. Las cruzadas afianzan el sentimiento patriótico religioso y morir por Dios, por la patria (pro patria mori) se convierte en un honor que más tarde heredarán las naciones, como Francia, donde Juana de Arco encarna este sentimiento popular. Después de este origen religioso, el patriotismo se afianzará en contra de la Iglesia, debido a los abusos de Roma y las imposiciones que pretende en los territorios, sería el caso de Inglaterra.
     Este concepto, independientemente de su origen ha ido atesorando a lo largo del tiempo una serie de connotaciones ideológicas y políticas que lo hacen  difícil de interpretar desde un solo  punto  de vista. El cáncer moderno del concepto de patria es su uso propagandístico generalizado. La idea de patria, cuando no existe una marcada sensibilidad social hacia ella, es muy fácil de establecer y reforzar mediante el adoctrinamiento, la educación e incluso las leyes. Los que ya tenemos cierta edad estudiábamos en el colegio una asignatura que se llamaba sin ambages Formación del Espíritu Nacional donde se ensalzaban las glorias imperiales y los símbolos patrióticos.
Esto es muy típico sobre todo en las dictaduras.
     A mi modo de ver el ideal de patria sería aquel que consigue compatibilizar sin conflicto los sentimientos de pertenencia a ámbitos sociales, culturales o territoriales de manera natural, porque puede perfectamente haber patrias dentro de otras. Uno puede sentirse muy identificado con su lugar de nacimiento o patria chica, pero también con su región y con su país, reforzando cualquiera de ellas sin ruptura emocional con las otras. Ahora bien, esa naturalidad se termina en el momento en que en un territorio se instaura una norma que, por ejemplo, sanciona a los establecimientos que ponen un rótulo en castellano, aunque sea este el idioma oficial del Estado, convirtiendo la lengua en elemento de discriminación y segregación. O cuando desde el poder se lanzan proclamas del tipo “España nos roba”. La patria se convierte entonces en un pretexto; un  concepto basado en el enfrentamiento y en la exclusión de todo lo que  se considera ajeno para fortalecer lo identitario con fines espurios o meramente economicistas.
Estaríamos ya ante una especie de dictadura ideológica que cala muy bien en las masas y las hace fáciles de de sacar a la calle, porque siempre se persuade mejor con sentimientos que con razones, cosa típica de los caudillos como se vio en la Alemania nazi. Estas son ya  las patrias enrocadas con intereses que empequeñecen su significado, precisamente las que también generan el racismo y la xenofobia.

2 comentarios :

  1. Me parece muy buen articulo sobre la patria. Hoy dia hay también un sentirse ciudadano del mundo y no de una ciudad, una región o un pais, este seria el internacionalismo, que tal vez sustituya en el futuro a los nacionalismos. En cuanto a España y como tu bien dices nos adoctrinaron para ser nacionalistas españoles y hay muchos que los son y se enfrentan con dureza hoy dia a los nacionalista catalanes hace tiempo, hace tanto tiempo que en aquella epoca los nacionalistas catalanes eran considerados una extrema minoría, esos también han colaborado al creciemientos del nacionalismo catalán y el separatismo, recordemos las campañas contra los productos catalanes o como se ha hablado siempre mal en Extremadura y otros lugares de Cataluña y los catalanes, culpandoles de llevarse los productos extremeños para transformarlos, como el corcho

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  2. Estoy de acuerdo. Nuestra generación (más la de nuestros padres) ha vivido un nacionalismo inducido por las estructuras de la dictadura, que prácticamente prohibió cualquier manifestación de identidad periférica. Pero es que ahora la cosa se ha dado la vuelta, y la misma intransigencia veo yo en Cataluña respecto a lo español, se reproduce el mismo cáncer excluyente que criticábamos del franquismo. A eso me refiero cuando hablo aquí de dictadura ideológica. No hemos avanzado mucho, a pesar de las libertades que nos trajo la democracia.

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